lunes, 31 de mayo de 2010

Estableciendo límites

“¡María del Carmen, todo tiene un límite!”
Solía gritarme mi mamá cuando incurría en excesos.
Recuerdo en especial una ocasión, siendo adolescente, fui con mis amigas Graci y Mary a visitar a mis abuelos a la ciudad de Mérida, quienes nos dieron una recámara para hospedarnos. Esa noche habíamos regresado de una fiesta y, a pesar de la hora, seguíamos hablando, riendo y comentando acerca del evento. No nos dimos cuenta que estábamos interrumpiendo la tranquilidad de la casa de mis abuelos. No tardó mi mamá en aparecer y ponernos en orden con su ya famosa frase “todo tiene un límite”, que ha quedado como anécdota en nuestros recuerdos de aquellos tiempos.
Todos tenemos límites en nuestras vidas, estemos concientes de ellos o no. Los límites nos ayudan a desarrollar una relación sana y llena de amor con nosotros mismos y con otras personas.
Los límites son barreras físicas o normas verbales que separan nuestras responsabilidades, nuestros sentimientos, necesidades e intereses de los de otras personas.

A lo largo del camino de la vida, y en la búsqueda de vivir sanamente, descubrimos que NUESTRA PRIORIEDAD es siempre hacia nosotros mismos.
Los limites nos ayudan a aclara en donde termina nuestras responsabilidades y donde comienza las responsabilidades de otras personas. Al poner limites apropiados, empezamos poco a poco a aprender a resolver nuestros propios problemas y también a aceptar que otras personas tienen el mismo privilegio de resolver sus propios problemas.
Los límites pueden ser de varios tipos y abarcan diferentes aspectos de nuestras vidas:

v Espirituales
v Sociales
v Sexuales
v Físicos
v Emocionales
v Intelectuales

Estableciendo límites internos
Después de entender intelectual y emocionalmente lo que son los limites y el PARA QUE los necesitamos, encontramos muchas veces que un buen punto de partida para nuestro sano desarrollo emocional, es el ser consiente de nuestros sentimientos.
Como parte de este proceso, nos percatamos que PRIMERO deseamos establecer nuevos límites con nosotros mismos. Estos límites deben de ser sutiles, ya que puede ser que deseemos ser el amigo o la amiga intima de otras personas y no de nosotros mismos.

Los pensamientos obsesivos, pueden invadir nuestra intimidad, al grado de sobrepasar nuestros límites:
Luisa: -Antes sufría mucho de insomnio porque no sabía como parar la cinta grabada sobre preocupaciones de mi vida cotidiana, que daban vueltas y más vueltas en mi cabeza-. Ahora escucho cuidadosamente a esa voz interna dentro de mí y le dejo que hable, pero también le pongo un límite. Me digo a mi misma: “Muy bien, tienes 10 minutos mas para pensar en ello y preocuparte, pero al termino de ese tiempo, tienes que dormir”. Esto me ha ayudado muchas veces.

Este es un ejemplo de cómo estos mismos límites los podemos poner en nuestras conductas adictivas y malos hábitos en el comer, ir de compras, juegos compulsivos, o tiempo de ocio.
Cuando estamos inmersos en conductas adictivas, nuestros sentimientos pasan a segundo término y lo que permanece a flote, -por una brevedad de tiempo- es la adrenalina que genera estas conductas. Tarde o temprano regresamos a nuestra realidad, y si no la enfrentamos, seguimos dando vueltas en el carrusel de la NEGACION.

Cuando establecemos limites internos saludables, nos vamos liberando paulatinamente de nuestras acciones compulsivas; eso entonces nos ayuda con el trabajo de “sentir” nuestras emociones y continuar con un sano desarrollo emocional. Al establecer límites saludables internos, podemos aprender a escucharnos a nosotros mismos y a confiar en nuestra intuición y en nuestras emociones.

Estableciendo límites externos

Además de ponernos límites internos más saludables A NOSOTROS MISMOS, podemos observar también que empezamos a querer y necesitar establecer nuevos límites con nuestros familiares y conocidos.
Estas relaciones pueden ser con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, padres, hermanos, cuñados, suegros, amigos o colegas, y también con esas personas extrañas a nuestras vidas.

Cuando examinamos los limites que deseamos establecer, debemos preguntarnos: “¿estoy tratando de controlar a esta persona?” El hacernos esa pregunta nos ayuda a lograr un punto de equilibrio saludable entre dos extremos: el controlar a otras personas o el de permitir que otras personas nos controlen a nosotros.

Necesitamos establecer límites más saludables para evitar “olvidarnos de nosotros mismos”, dedicarnos a cuidar a otros, de arreglar los problemas de los demás o de tratar de controlar a otras personas.
Nos es necesario ponerles límites a aquellas personas que tratan de controlarnos cuando nos dicen como debemos pensar, sentir o comportarnos. Podemos oír sugerencias, sin embargo tomaremos nuestras propias decisiones.
El poner límites nos ayuda en nuestro plan de aprender a cuidarnos nosotros mismos.

Sofía: “paso mucho tiempo hablando por teléfono. Me he dado cuenta que cuando pongo un límite a esta conducta, puedo llevar a cabo mi plan del dia. Sin estas normas o límites, me exaspero por la cantidad de tiempo que paso hablando por teléfono. Al poner un “hasta aquí” ya puedo llevar control de mi programa de actividades para el dia “.


Evaluando los límites

Un paso muy importante es el comprobar si nuestros limites actuales son apropiados o no. Las preguntas correctas para hacernos son:
v ¿Estoy enojado?
v ¿Siento que están abusando de mí?
v ¿Me siento ultrajado?
v ¿Tengo resentimientos?
v ¿Me siento atrapado en una relación?
v ¿Estoy atemorizado?
v ¿Me siento como un niño?
v ¿Están mis límites (o la ausencia de ellos) permitiéndome mantener una relación sana con otras personas y conmigo mismo?


Cuando estamos evaluando los límites que ponemos, podremos descubrir que tan sólidos son y como están funcionando.
Sabemos que podemos confiar en nuestra intuición para que nos guíe cuando sentimos que alguien esta aprovechándose de nosotros, o cuando sentimos que no podemos controlar nuestras vidas. Podemos aprender a identificar esos sentimientos y a confiar en ellos y después, a establecer límites más sanos y funcionales si es necesario.

Carmen:- Como maestra, solía establecer la disciplina y normas de conducta y trabajo en el salón de clases el primer día de la cátedra, pero al término del semestre me daba cuenta de que había transgredido mis propios límites sintiéndome víctima del chantaje de los adolescentes en
su desempeño escolar, con excusas como “tengo problemas familiares”, Tuve mucho trabajo” “me enfermé” etc.…

Para mucho de nosotros el establecer límites puede ser una experiencia nueva y muchas veces no muy agradable.
Cuando este listo para establecer un límite, considere lo siguiente:

1. Determine si hay necesidad de crear un límite o de cambiar uno ya existente.
Eso lo hacemos cuando les prestamos atención a nuestros sentimientos. Por ejemplo, si nos sentimos enojados, culpables o usados, quiere decir que probablemente necesitemos establecer o cambiar un límite.

2. Algunas veces puede que necesitemos comunicarle verbalmente nuestros limites o normas a la persona con la cual los estemos estableciendo; esa persona puedes ser nosotros mismos también.


3. Escuche las opciones dadas si ellas son comunicadas en una forma respetuosa.

4. A pesar de las objeciones, tenemos que continuar comunicando nuestros límites y seguirlos. Si decidimos reconsiderar nuestros limites en caso de un desacuerdo, ayuda mucho el hacerlo en nuestro propio momento, lejos de cualquier influencia externa.


Lo más importante que hay que recordar cuando estemos estableciendo límites es que necesitamos escucharnos y considerar nuestros propios sentimientos primero, antes que los sentimientos de los de más. En el pasado puede que les hayamos permitido a otras personas controlarnos y tal vez hasta dominarnos; o, quizás fuimos nosotros quienes tratamos de hacerles lo mismo a otras personas.

Si deseamos vivir en armonía con nosotros mismos y con los demás, necesitamos descubrir una y otra vez los límites que necesitamos poner y luego practicar como establecerlos.
Al principio, el establecer límites externos e internos requiere mucho trabajo, pero con paciencia y la práctica, ese proceso se va haciendo cada vez más fácil.
Cuando aprendemos a establecer límites saludables nos liberamos de nuestros viejos patrones de conducta y somos capaces de cuidarnos y de lograr la paz interior.

Capacidades en la discapacidad


Sofía es una mujer quien a sus 30 años de edad es madre soltera; se dedica a cuidar de su hijo de 4 años y a su padre, un anciano quien padece del corazón y debe mantenerse en reposo constante. La madre de ella es quien trabaja de empleada en una empresa turística y sustenta el hogar. Esta historia no tendría nada de particular con excepción de que Sofía está diagnosticada como discapacitada intelectual. (Antes deficiente mental).









¿Qué es la discapacidad intelectual?

La Psicología distingue dos tipos básicos de procesos psicológicos; los cognoscitivos o intelectuales como es el pensamiento, la atención, concentración, percepción, razonamiento lógico, lenguaje, memoria etc., y los procesos emocionales o de personalidad como son; el miedo, la ansiedad, la afectividad, etc. La discapacidad intelectual es principalmente un desorden cognoscitivo, es decir, se refiere a la dificultad que tiene la persona para procesar los pensamientos lógicos, por eso es muy difícil que aprenda matemáticas, a leer y a escribir o cualquier otra habilidad intelectual. Esto va a depender del grado de discapacidad intelectual que se tenga y del apoyo del entorno donde se desenvuelve.
En la mayoría de los caso, el deficiente intelectual es rechazado por sus padres y vive en un ambiente hostil. Debido a esto, son muy serias las consecuencias ya que el discapacitado intelectual tiende a desarrollar trastornos de la personalidad como ira congelada, miedo, ansiedad, inseguridad etc. Y
El resultado de todo esto es la dificultad para integrase a la sociedad. Los discapacitados intelectuales tienen los mismos sentimientos que cualquier ser humano y se dan perfectamente cuenta del desprecio y descalificación del que son objeto, por lo tanto tienden a aislarse, no por su discapacidad sino por el rechazo del entorno. Se vuelven tímidos, introvertidos y podrían adquirir algún rasgo esquizoide.

A lo largo de la historia han prevalecido diferentes actitudes con respecto al discapacitado intelectual:
En las comunidades griegas, se sacrificaban los niños que eran detectados con alguna discapacidad ya que esta cultura idealizaba la perfección en todos los sentidos.
Durante la edad media, a las personas discapacitadas se les mutilaba un brazo o una pierna para poderlos usar de mendigos. En el Renacimiento aparecen los frailes de los monasterios quienes se apiadan de ellos y los atienden en lugares confinados.

En el siglo XVII, el término de Idiota era usado para referirse a esas personas, quienes se les recluían en calabozos o cárceles manicomios.
En el siglo XIX, en Europa y Estados Unidos se empieza a notar la presencia de la Medicina ya que surgen instituciones donde albergaban a personas con discapacidad, aunque en el cuidado se les seguía considerando como indeseables. Se suponía que el tratamiento produciría la curación sin embargo esta no se daba por el concepto que se tenía de ellos.
Durante el siglo XX, se da la institucionalización de la atención medico-pedagógica y social y se crean los centros especializados para atender alumnos con discapacidades físicas, intelectuales y sensoriales basándose en diagnósticos realizados previamente. La participación de la psicología aplicada a la educación especial empieza a ser más relevante y se llega a una definición sobre lo que es la discapacidad intelectual: “Un funcionamiento intelectual por debajo de la media, el cual se origina durante el período del desarrollo y está asociado con la conducta adaptativa”
Actualmente hay algunas críticas sobre esa definición, ya que se sigue enfocando hacia el área intelectual ignorando la parte afectiva de la Discapacidad.
Conocí a Sofía cuando trabajaba en un centro-taller donde se da capacitación a personas con alguna discapacidad. Como parte de mi Servicio Social se me fue asignada para un tratamiento de psicoterapia educacional.
Sofía nace completamente sana pero a los 4 meses sufrió meningitis (inflamación de las meninges) acompañado de fuertes calenturas. Esto dañó parte del cerebro y como resultado se dio la deficiencia intelectual.
Tras una historia de sobre protección y rechazo por parte de la Familia, Sofía entraba en la clasificación de “educable”, quiere decir que se le podían enseñar conceptos básicos.
Todos los diagnósticos con respecto a ella estaban equivocados ya que a lo largo de un tratamiento Psicopedagógico de 2 años, Sofía fue capaz de integrarse a la vida social y productiva de la comunidad, ya que trabajó por más de 3 años en un taller de costura donde se le dio el mismo trato que a las demás trabajadoras. Aprendió muy pronto su oficio y su relación social con sus compañeras la ayudó a superar sus complejos y su tendencia a aislarse. Por muchos años fue la persona quien la familia tenía que cuidar y actualmente es completamente indispensable para el buen funcionamiento familiar.
¿Cuántas Sofías hay ahí esperando una oportunidad? ¿Cuantas vidas pueden mejorar simplemente por darles el trato correcto? Esta es la labor de la sociedad, no discriminar lo que no conocemos y darle oportunidad a todos los seres ya que tienen el mismo valor ante los hombres y ante Dios.


Lic. Maria del Carmen Domínguez Berlanga.
P S I C OT E R A P E U T A

Adicciones


¿QUÉ SON LAS DROGAS?

Llamamos droga a toda sustancia tóxica que altera la actividad mental, estimulándola o deprimiéndola, que causa adicción y daño físico y psicológico. Existen varios tipos de drogas:

Algunas son medicamentos como los tranquilizantes y los estimulantes.
Otras provienen de plantas como la marihuana, los hongos, la coca.
También sustancias de uso industrial, como el tíner o el cemento que se inhalan.
Compuestos químicos como los llamados tachas, crack y diversos productos que causan adicción y dañan la salud.

Las drogas son sustancias que producen cambios en la capacidad de sentir, percibir la realidad y pensar. Alteran la forma de ser y de comportarse y crean la necesidad de continuar consumiéndolas sin control, aumentando cada vez más la cantidad y la frecuencia. A esto le llamamos dependencia o adicción

La adicción produce angustia. Las drogas dañan en grado variable y con frecuencia en forma irreparable el funcionamiento del cerebro, del corazón, y del hígado entre otros órganos. Todo esto transforma la vida de quienes sufren la adicción y afecta su relación familiar, escolar, laboral y social.

Por lo general los adictos consumen al mismo tiempo varios tipos de droga, son inestables, inmaduros, no quieren tener responsabilidades, están atormentados por problemas internos y externos, y se concretan en la medida de sus posibilidades sólo a resolver sus necesidades inmediatas.
Algunas drogas producen placer al inicio. Los jóvenes ignoran y no creen en los graves problemas que les causarán en sus vidas, pues suponen que las pueden controlar.

EL ALCOHOL Y EL TABACO: PUERTAS DE ENTRADA AL MUNDO DE LA ADICCIÓN.
Sabemos que el consumo del alcohol y del tabaco es aceptado por la mayoría de las personas y por lo general se consumen en fiestas y reuniones. Así, estos productos con frecuencia se encuentran a los alcances de niños, niños y jóvenes, lo que muchas veces convierte estas sustancias en puertas de entrada al mundo de la adicción. Sabemos que en muchas ocasiones su consumo es visto como natural. El problema no está en su consumo sino en la frecuencia y en el abuso o en la falta de moderación. En general, quienes son adictos se iniciaron entre los 10 y 12 años, mediante el consumo de tabaco y bebidas alcohólicas. Posteriormente algunos de ellos entre los 16 y 20 años, exploraron otras drogas como la marihuana, la cocaína y las pastillas estimulantes o tranquilizantes.

¿QUÉ EFECTOS NOCIVOS TIENE EL ALCOHOL?
Poco a poco y sin darnos cuenta, nos hace perder el control, los reflejos y el equilibrio. El alcoholismo produce desnutrición, pérdida de la memoria, cirrosis hepática y alteraciones en el sistema nervioso, entre otros daños físicos y mentales.

Cuando una persona desnutrida consume alcohol, sus efectos destructivos son todavía más rápidos, ocasionando la afectación de
Órganos tan importantes como el hígado. Por desgracia, esto también sucede con frecuencia en comunidades rurales o suburbanas muy pobres donde además, se consume alcohol producido localmente de muy escasa calidad, como el aguardiente. Otros efectos dañinos son los que causa en la personalidad del individuo, aislándolo de los demás o fomentando la compañía de alcohólicos con quienes comparte la misma adicción. El abuso en el consumo de alcohol aleja a las personas de sus actividades cotidianas, así como de las responsabilidades que tienen para consigo mismas y con los demás.

El alcoholismo está relacionado con las causas más frecuentes de muerte entre los jóvenes: accidentes automovilísticos, suicidio, y violencia.

Vivir en una familia donde las relaciones son difíciles, provoca que una persona busque la solución de sus problemas en el consumo de alcohol y con esto aumenten la violencia, el maltrato y la falta de comunicación. La adicta o el adicto y su familia caen en un círculo vicioso de rechazo e intolerancia del que sólo pueden salir con ayuda profesional.

¿QUÉ EFECTOS NOCIVOS PRODUCE EL CIGARRO?
El tabaco puede producir dependencia física y psicológica en cualquier persona. Los fumadores tienen mayores posibilidades que los no fumadores de desarrollar con el tiempo enfermedades cardiacas, respiratorias y cáncer.
Los hijos de madres fumadoras pueden nacer con bajo peso e inmadurez y tienen muchas probabilidades de enfermarse en los primeros años de su vida.
Las madres fumadoras o en contacto con fumadores tienen riesgo de parto prematuro.
Los no fumadores también se ven afectados en su salud al respirar el humo del cigarro. Por eso, cada vez más se prohíbe fumar en lugares públicos como escuelas, hospitales y oficinas públicas.

¿QUÉ EFECTOS NOCIVOS TIENEN LOS INHALANTES?

Su consumo produce desorientación, dificultad para hablar, pérdida de contacto con el ambiente, desnutrición, falta de coordinación, debilidad y fatiga muscular que pronto impide a los adictos caminar y valerse por si mismos; también, visión borrosa, náusea persistente, hemorragia nasal, alucinaciones y sentimientos de persecución, así como deterioro irreparable del sistema nervioso. Además, provocan alteraciones importantes en la conducta y en las emociones, pues causan daño a las neuronas.

La inhalación de cementos, disolventes, tintas, barnices, “activo” (mezcla de varias sustancias de desecho que se utilizan en la producción de tintes y pinturas), entre otros, se ha convertido en los últimos años en el segundo tipo de droga de mayor consumo entre las personas de recursos económicos más bajos.

El uso repetido de inhalantes crea una dependencia incontrolable en corto tiempo y sus daños son casi inmediatos e irreparables.
¿QUÉ EFECTOS NOCIVOS PRODUCE LA MARIGUANA?
El consumo de mariguana produce dependencia física y psicología con alteraciones importantes en el comportamiento y el afecto.
A los consumidores les acelera el corazón, les pone rojos los ojos, les seca la boca y la garganta, les deforma la percepción de la realidad, les puede producir alucinaciones, les disminuye progresivamente la memoria y la comprensión, les altera el sentido del tiempo y los incapacita para realizar tareas que requieren coordinación y concentración.
Como pasa con todas las drogas, la adicción a la mariguana puede ser una puerta falsa de escape de una persona ante un problema para el que no encuentra solución. Al igual que sucede con el alcohol, la familia entra en un circulo vicioso, es decir, de regaño > disculpa > regaño > promesa > recaída > regaño, del que no puede salir, por lo que todos necesitan ayuda profesional.

¿QUÉ EFECTOS NOCIVOS TIENELA COCAÍNA?
El consumo de cocaína produce dependencia física y psicológica con alteraciones importantes en el comportamiento y el afecto.
Acelera el corazón y el sistema nervioso en general, por lo que la mente de quien la consume se agiliza y se mantiene despierta en exceso, más allá de su capacidad natural. Cuando el efecto pasa, la persona presenta temblores, suda mucho, se angustia, y necesita física y psicológicamente volver a drogarse.

La dependencia a esta droga es tan brutal que los enfermos hacen cualquier cosa por conseguir dinero para comprarla: robar, corromperse, prostituirse o vender objetos domésticos, con lo que, además del daño emocional al resto de la familia, afectan su capacidad económica. Para la atención del enfermo es indispensable la combinación de la familia, el médico, el terapeuta u orientador y el centro de atención.

La cocaína es una droga muy peligrosa. Su uso repetido y en sobredosis puede producir la muerte repentina provocada por hemorragia cerebral, convulsiones, paro respiratorio, o infarto en el corazón.